lunes, 1 de marzo de 2010

Diario

El despertar fue desazonador. Pensamientos negativos me tiraron de la cama. Moví la cabeza violentamente negándome a aceptarlos y casi grité: buenos días mundo. No voy a permitir que me niegues un hermoso día.

Sé que hay muchas cosas tristes y dolorosas en ti, pero no quiero formar parte de ellas. He de esforzarme en vivir con holgura de espíritu, con mirada limpia, ya con frescura de ánimo.

Fui al baño con la cabeza erguida y decididos pasos. Pasos cortos pero danzarines. La vida es bella y los pensamientos enojosos no tienen cabida en ella.

Miré de refilón en el espejo y casi me caigo de culo. ¡Qué ojeras! ¡Qué bolsas! Los años me dije, porgue ayer te portaste bien.
Pero nunca te has cuidado demasiado- decía la otra en la oreja derecha.

Bueno, dije yo, nadie te enseña a vivir. Así que lo voy a hacer a mi manera.

Volví a ojear en el espejo, sonreí con toda la boca. La paz entró como el sol a través des cristal.

Me puse las pilas, desayuné y salí a la atalaya. Ventoso, pero deslumbrante el día me saludó.

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