viernes, 6 de noviembre de 2009

Todo seguimos viviendo. Sí, pese a las masacres de hombres y animales,
pese al planeta entero y su destrucción.

No somos buenos aprendices. Queremos ser maestros.

Las tradiciones se preservan sin importarnos si deben ser conservadas o no. Y cómo fastidian algunas de ellas.
Las tradiciones deben evaluarse y adaptarse al cambio de las nociones más nobles. Porque no por más viejas o antiguas son todas válidas.
No. La tradición, amén de vieja debe enseñarnos algo. Y ese algo puede ser algo maravillosamente nuevo.
Si hiciésemos la guerra por tradición, sería de necios. Y es justo lo que hacemos. Guerrear por ser muy necios.
Para mi gusto, hay tradiciones que merecen palos. No aportan otra cosa que oscuridad, ostracismo. Quién quiere una tradición así salvo el ser anclado en esa oscuridad que defiende.
Tradición o modernidad da igual, si se ancla y se convierte en uso, ya sea indebido o no.
Lamento tantas cosas en desuso y tantas de rabiosa actualidad...
¿Cuantas canciones quedan por cantar?
¿ Cuantas flores quedan por regalar?
¿Qué será más importante que éstas últimas cosas por hacer?

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