martes, 31 de marzo de 2009

Renovarse o morir

Renovarse es fácil. Un toque de labios, una liposución, un quítame de acá y un añadido allá y..., la renovación es un hecho. Doloroso, que duda cabe, pero un hecho.
Otras renovaciones no son así de fáciles, por ejemplo renovar la confianza en el ser humano. En los bancos-formados por seres humanos-, en los políticos-formados por seres humanos-, en la sociedad-formada por seres humanos. En todo aquello que el ser humano toca para bien o para mal. O sea, renovar las ideas, las formas, los compromisos, las concesiones. Renovar todo lo que es feo, lo que está deteriorado. ¡Menuda tarea nos espera!.
No doy mucho por ello viendo el percal. Claro que yo no soy nadie. Nadie a quién le corresponda otra cosa que traquetear el subconsciente de unos pocos. Muy pocos. Y esos ya lo traen traqueteados por si mismos.
Puedo dar nombres, direcciones, teléfonos, emails. Pero no me dirijo a ellos. Ellos son los que me acompañan en esta cruzada del despertar a los dormidos. Y es precisamente a los que dormían en los brazos de un bienestar a crédito a los que si aún no han despertado( lo van a hacer de modo mucho más violento y cruel )a los que quisiera dirigirme.
Como no soy un Onasis, ni un cresus de esos que andan por ahí , pruebo a hacerlo de esta manera.
Es difícil que llegue, pero lo intento. Es el boca a boca. Un amigo le dice a otro y ese otro a un tercero y quizás, quizás consigamos despertar a alguno o a alguna más.
Puedo manifestar que hoy y tras haber reclamado facturas excesivas, haber solicitado devoluciones de gastos inapropiados, de cobros sin previo aviso y realizados a motu propio por entidades bancarias: no he sido oido. Y digo hoy, y me refiero a hoy mismo. Día treinta y uno de marzo y, con la que está cayendo...
Pues si. Aún hoy siguen empecinados los señores "perdón por el nombramiento", siguen pretendiendo barrer para adentro.
Que qué tiene esto que ver con el renovarse. Simple. Muy simple. Quién tiene que renovarse no lo hace. Y no es una cuestión económica , sino una cuestión de ética. La ética es ese algo que no se firma, sino que se tiene, no se palpa pero se manifiesta, y cuando alguna entidad bancaria te pide la firma es porque no tiene ética. Y van más lejos aún: para rapiñar no necesitan ni tu firma. Ya lo hacen ellos sin tu permiso. Después reclama. Véase cualquier monopolio. Existir no existen, pero haberlos haylos.¡ Menudo ramillete de cantes!.

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