jueves, 29 de octubre de 2009

la sonrisa

Salir vestida y maquillada con una sonrisa es ver el mundo de colores.

Una señora pasea por la calle y se abre el vestido, luce sus senos aún tersos y casi grita: ¡están bellos, están bellos!

Se abalanza sobre unos tomates expuestos en la puerta de una frutería y coge uno. Alza de nuevo la voz. ¡Es comida y muchos no la tienen!
Tres personas mayores sentadas en la terraza de un bar mueven la cabeza con gesto de desaprobación.

Aunque yo le había sonreído a la persona que así actuaba, ella envuelta en su mundo no reparó en mí, en cambio los otros buscaban con su gesto una confirmación. No me quedó más remedio que dar rienda suelta a la carcajada que pugnaba por salir y con la que en modo alguno quería ofender a la ¿loca?; desde luego a los otros no les ofrecí mi voto conspirador.

Es la primera vez en mucho tiempo que bajo al pueblo y me encuentro con alguien que hace lo que le apetece sin miedo ni tabues. Estamos más que acostumbrados al teatro clásico y muy poco o nada a lo innovador, a lo transgresor.

Esta mujer que mostraba sus pechos con alegría y regocijo, convencida en que eran deseables (lo que suscribo) a pesar de su edad y no cumpliría los cincuenta o...¿importa?, me ha llenado el cuerpo y el día de alegría y la boca de risas.

A todas las personas que he ido encontrando les he sonreído y, el mundo por unas horas se ha ornado de luces.

Si estaba loca, bendita su locura. Pobres de aquellos cuerdos que no saben sonreirle a gestos como este.

Gracias compañera anónima. Gracias por regalarme el calor de tus senos desnudos.

viernes, 9 de octubre de 2009

miércoles, 30 de septiembre de 2009

san miguel

Ayer haciendo un gran esfuerzo (no ando bien de salud) decidí salir y solucionar diversos temas. Entre ellos había alguno urgente.

Volví tal y como había salido. Sin solucionar nada, vacía.

Resulta que el Rincón estaba en fiestas. Fiesta de San Miguel.
En los años que vivo aquí, y son muchos, jamás oí la fiesta de San Miguel.

Es un cante que se repite.

Me lo tomé con buen humor. Decidí comer fuera. El restaurante estaba cerrado. Busqué otro. No había lo que deseaba. Pedí cualquier cosa. Total ya puestos. Estaba semi vacío. Estupendo, me dije, así puedo escribir un poco.

Apenas lo había pensado cuando una multitud comenzó a ocupar las mesas.

Bueno-otra vez- me tomaré mi tiempo.

Vaya si lo necesité. Tiempo y paciencia para que me sirvieran, pero sobretodo para pagar.

Cuando llegué a casa lo primero que hice fue: tomarme un bocadillo. Estaba hambrienta.

Me había gastado entre tabaco y comida casi veinte euros.

Es costumbre que no puedas realizar en una mañana apenas dos gestiones. Luego pausa hasta las cinco o cinco y media. Total que hacer algo practico te lleva un día por gestión.

Flores tampoco pude comprar. Hablar con alguien salvo con el camarero asimismo negativo.

La gente gusta de comer y tragar pensando tal vez en la siesta.

Esto es un cante irónico, las flores, lo dicho. No pude comprarlas. Vaya con San Miguel. ¡Qué poco solidario!

martes, 15 de septiembre de 2009

Oh, que delicia.
El viento de poniente irumpe fresco. No llueve. Pobre Madre Tierra.
Arrugadita de sequedad. ¡Cómo lo siento por tí amada Tierra!

Por mi parte, reconozco que este viento refrescante sabe a gloría.

Y vamos al lío del Montepío. Quiero significar, lo que hoy me induce a escribir en este blog.

No es nada importante. No está destinado a remover conciencias. ¡Estoy cansada de ello!
Para remover conciencias hay expertos etiquetados. Yo soy anónima salvo para los amigos que me aman tal y como soy.

Además mi desconocimiento es tan grande que no sabría atraer ninguna mirada ajena. De interés ni hablamos.

Mi vida transcurre serena. Como la de tantos y tantos seres.
En este nido en el que los días pasan sin más alteración que la natural.
A saber con algún que otro cambio de humor, y, o un dolorcillo que otro. Nada grave.

Podríamos decir que soy una privilegiada. (A no ser por las noticias).

Esas de las guerras, la hambruna, la obviedad nuestra, de todos.

¡Vaya, una más de las que discursea, pero nada hace por cambiar el mundo!

Soy una perla sin ostra y sin mar. Allá quién lo entienda.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Cada vez que leo un libro me doy cuenta de lo grande de mi ignorancia.

domingo, 12 de julio de 2009

Mi yo y yo

Soy una víctima del yo.
Yo opino, yo digo, yo hago, yo me alegro, yo me enfado, yo te dije, yo hice, yo sentí, yo soy feliz, yo soy desgraciado, yo me enajeno contigo, con ella, con aquél.
Ese yo omnipresente que odio tanto como imposible es evadirse de él.
Ya me lo temía cuando decidi vivir en soledad.
Pero siempre ha sido así. No nos engañemos.
En soledad sin embargo se dispara a niveles inusitados.
Hoy precisamente me excusaba con Mirandah. Me oía a mi decir tengo miedo de mi eterno yo.

Estoy intentando escribir una novela para evadirme de este yo tormentoso. Encontrar, crear un personaje que me distraiga del yo aterrador.
Un relato corto- me dice.
Y de pronto sentí que era lo más factible.
Una novela es mucho tiempo, una dedicación que no sé tener.
Buena idea la de mi amiga Mirandah.
Ya había comenzado a escribir. Sin embargo ahora me parecía una obra improbable. Nunca supe ponerme en la piel de otro.
En todo caso sería un novelon impresentable. Incluso siendo un relato corto me costará trabajo y esfuerzo.
Esta noche- me dije- seguirás escribiendo desde esa otra perspectiva: la corta. Mirandah tiene razón.
Se rie claro está de mis intentos de evasión, pero le parece una buena idea.¡ Ella es siempre tan comprensiva!
Creo mucho menos que ella en mi propia capacidad. Y eso que los buitres han dejado de merodear a mi alrededor y parece no más que me voy recuperando de las tinieblas. Las risas empero no han vuelto con toda su fuerza.
Los baches forman parte de cualquiera de nosotros, está claro. Ni el más feliz de los mortales es ajeno a ellos.
Debo asimilarlo sin melodrama. Si no fuese por el maldito yo...
¿Alguién puede decirme como escapar de sus garras?

jueves, 2 de julio de 2009

una noche larga


La noche se unió al día. Me atrapó la reelectura de Kundera "La insoportable levedad del ser"

La sicología de los personajes y la inolvidable invasión rusa, su crueldad me han transportado de nuevo a aquel año 1968. La crueldad de la invasión claro.