El banco Sabadell Atlántico en su sucursal de Rincón de la Victoria, se niega a devolver lo que me pertenece.
El banco Sabadell-Atlántico dispone y actúa sin mi consentimiento de lo que es mío.
Vivo con cuatrocientos veinte Euros y a pesar de no tener más que un triste plan de pensiones, no me lo quiere devolver.
domingo, 19 de abril de 2009
Por segunda vez la película Diarios de una Motocicleta me impacta. Y lo hace con la misma fuerza que la primera vez.
Acercarse a los pueblos sigue siendo un impulso vital para el conocimiento y para el espíritu.
Viajar a la velocidad de hoy no es viajar. Un viajero necesita conocer a la gente que se encuentra en su camino, necesita ubicarse por un tiempo o para siempre.
Hoy la gente viaja mayormente en avión, y visitan los mismos sitios. Esto es los hoteles a pie de playa o las zonas de esquí en la cima de una montaña.
Por eso la película anteriormente citada me da la sensación de haberlos acompañado a través de América Latina. De haber sentido con ellos toda esa injusticia que van descubriendo cuando como en los cincuenta era posible viajar. Ellos eran ya unos privilegiados tal como le dice la india, aunque ella utilizase otra expresión al preguntarles si ellos viajaban por trabajo y ellos le responden que no, que sólo es viajar por viajar. Ella les dice: benditos sean.
Otra escena que nunca olvidé es cuando un guía en Perú les dice: esto lo hicieron los incas. Aquello de allá los inca-paces de los españoles.
No puedes evitar la sonrisa. No puedes evitar el asentir.
Saber que aquellos pueblos eran conocedores de tanta ciencia y que los exterminaran por eso por lo que siempre extermina el hombre al hombre: El poder.
Entre los amigos hay gente que viaja sino para quedarse si para volver lleno de experiencias con la gente de a pie. Llenos de anécdotas y cuentos maravillosos y no con los estómagos llenos de manjares que aquí cuestan un pastón.
Alguna conocida-que se jacta de haber viajado por el mundo entero- y estoy segura de que así es,
me escribe una postal, asombrada desde Puerto Rico, de que allí se hable español.
Me da el llullu. Dios le da legañas a quien no tiene pestañas.
Y bien vive el cielo que me alegro por ella. Me entristezco sólo por lo que se deja atrás.
Permanezcamos con Diarios de una Motocicleta.
Al despedirse ambos amigos, Ernesto dice: yo no soy el mismo. El viaje ha finalizado. La nueva ruta ya está esbozada. Culmina en la Revolución Cubana. Acaba como todos saben en Bolívia.
ESO ES VIAJAR.
Acercarse a los pueblos sigue siendo un impulso vital para el conocimiento y para el espíritu.
Viajar a la velocidad de hoy no es viajar. Un viajero necesita conocer a la gente que se encuentra en su camino, necesita ubicarse por un tiempo o para siempre.
Hoy la gente viaja mayormente en avión, y visitan los mismos sitios. Esto es los hoteles a pie de playa o las zonas de esquí en la cima de una montaña.
Por eso la película anteriormente citada me da la sensación de haberlos acompañado a través de América Latina. De haber sentido con ellos toda esa injusticia que van descubriendo cuando como en los cincuenta era posible viajar. Ellos eran ya unos privilegiados tal como le dice la india, aunque ella utilizase otra expresión al preguntarles si ellos viajaban por trabajo y ellos le responden que no, que sólo es viajar por viajar. Ella les dice: benditos sean.
Otra escena que nunca olvidé es cuando un guía en Perú les dice: esto lo hicieron los incas. Aquello de allá los inca-paces de los españoles.
No puedes evitar la sonrisa. No puedes evitar el asentir.
Saber que aquellos pueblos eran conocedores de tanta ciencia y que los exterminaran por eso por lo que siempre extermina el hombre al hombre: El poder.
Entre los amigos hay gente que viaja sino para quedarse si para volver lleno de experiencias con la gente de a pie. Llenos de anécdotas y cuentos maravillosos y no con los estómagos llenos de manjares que aquí cuestan un pastón.
Alguna conocida-que se jacta de haber viajado por el mundo entero- y estoy segura de que así es,
me escribe una postal, asombrada desde Puerto Rico, de que allí se hable español.
Me da el llullu. Dios le da legañas a quien no tiene pestañas.
Y bien vive el cielo que me alegro por ella. Me entristezco sólo por lo que se deja atrás.
Permanezcamos con Diarios de una Motocicleta.
Al despedirse ambos amigos, Ernesto dice: yo no soy el mismo. El viaje ha finalizado. La nueva ruta ya está esbozada. Culmina en la Revolución Cubana. Acaba como todos saben en Bolívia.
ESO ES VIAJAR.
miércoles, 15 de abril de 2009
Vuelvo. Vuelvo a enviar cartas de puño y letra a mis seres más amados. Vuelvo a insistir en una forma ya obsoleta de comunicación.
Cuando me desdoblo en un medio como este: Indiscreto, libre, seductor en su posible extensión, sé que algo se apodera de mi qué me hace dejar de ser eso que soy.
Soy, lo que soy capaz de manifestar en un tú a tú. Ese algo primigenio que me acurruca y a la par me embelesa.
Esto de bloggear es pura pregunta. Quién puede seguir a una desequilibrada. A quién sigue ella.
Honestamente. ¿Quién puede seguir este aspectro desmedido de comunicarse?
O los super enrollados en la técnica, o los super ignorante(entre otros, yo)
martes, 14 de abril de 2009
Nos cuesta tanto
¿Por donde empezar en este frenesí grosero? ¿En este frenesí de contradicciones?
Ya las fuentes de donde proviene son difusas. Surge de algún medio de comunicación. ( La vida
que vivo es reducida). Vivo de pocos factores externos como cine, bares, teatros. Mi alimento consiste en libros prestados, en películas prestadas, en comidas íntimas, en encuentros señalados
por la necesidad de encontrarse, y en otras banalidades poco clamorosas. En otras palabras: con poco clamour. Eso sí, un cielo azul y cambiante me acoge. A mí , y a los que amo, que son pocos
pero con uno de verdad basta. Y lo tengo.
Saliendo de ahí, poco se ofrece. Entonces la televisión - aunque escogida- viene a dar vida a mi existencia.
Como vivo en la contradicción permanente, comprendo la contradicción que esos programas seleccionados ofrecen.
Esta noche, notaba en Jesús Quintero una cierta aversión hacia algunos de sus invitados. Y es que Jesús es andaluz por antonomasia. Y lo hace notar. Y me gusta. Cada cual defiende lo que ama. Olé por él. Pero, ¿cómo no ?, no hay regla sin excepción. Y él ama con exhaustiva pasión a la tierra que lo parió. Y ésta noche estaba incómodo con ciertas manifestaciones de algunos llamados.
Alguno de ellos manifestó, si no su descontento con ésta tierra, - qué también es la mía - su crítica , con la que yo comulgaba. A Jesús entonces se le veía escurridizo, inaprensible, huidizo.
Le cuesta a Jesús mostrarse mordaz, irónico con la tierra nuestra. Es al menos la sensación que
transmitía.
Nos cuesta ver los defectos que tenemos. Pero los tenemos. Y no reconocerlos es omisión. Ahí radica el mal que nos define. Nos hemos vuelto únicos. Nos hemos vuelto hacia nosotros mismos,
nos hemos vuelto individualistas. Y eso no es bueno. Para nada.
Teniendo como tengo, algunos abriles a mi espalda, echo de menos la escacez de unidad, de sentir colectivos, de pueblo. Ahora somos uno a uno. No nos hermanamos. No somos un racimo de plátanos, ni un ramillete de azahar. Ni siquiera somos una botellita de Jerez. Somos una copa, otra copa y otra copa. Y bien grandes.
Hemos perdido la capacidad del pequeño sorbo en copa discreta.
Ahora el exterior es grande. Y el sabor, entre tanta apariencia ha omitido su humilde aroma.
Me he jurado mil veces mil, no hacer un juicio. Perdón. Creo que moriré llevándome la contraria.
Ya las fuentes de donde proviene son difusas. Surge de algún medio de comunicación. ( La vida
que vivo es reducida). Vivo de pocos factores externos como cine, bares, teatros. Mi alimento consiste en libros prestados, en películas prestadas, en comidas íntimas, en encuentros señalados
por la necesidad de encontrarse, y en otras banalidades poco clamorosas. En otras palabras: con poco clamour. Eso sí, un cielo azul y cambiante me acoge. A mí , y a los que amo, que son pocos
pero con uno de verdad basta. Y lo tengo.
Saliendo de ahí, poco se ofrece. Entonces la televisión - aunque escogida- viene a dar vida a mi existencia.
Como vivo en la contradicción permanente, comprendo la contradicción que esos programas seleccionados ofrecen.
Esta noche, notaba en Jesús Quintero una cierta aversión hacia algunos de sus invitados. Y es que Jesús es andaluz por antonomasia. Y lo hace notar. Y me gusta. Cada cual defiende lo que ama. Olé por él. Pero, ¿cómo no ?, no hay regla sin excepción. Y él ama con exhaustiva pasión a la tierra que lo parió. Y ésta noche estaba incómodo con ciertas manifestaciones de algunos llamados.
Alguno de ellos manifestó, si no su descontento con ésta tierra, - qué también es la mía - su crítica , con la que yo comulgaba. A Jesús entonces se le veía escurridizo, inaprensible, huidizo.
Le cuesta a Jesús mostrarse mordaz, irónico con la tierra nuestra. Es al menos la sensación que
transmitía.
Nos cuesta ver los defectos que tenemos. Pero los tenemos. Y no reconocerlos es omisión. Ahí radica el mal que nos define. Nos hemos vuelto únicos. Nos hemos vuelto hacia nosotros mismos,
nos hemos vuelto individualistas. Y eso no es bueno. Para nada.
Teniendo como tengo, algunos abriles a mi espalda, echo de menos la escacez de unidad, de sentir colectivos, de pueblo. Ahora somos uno a uno. No nos hermanamos. No somos un racimo de plátanos, ni un ramillete de azahar. Ni siquiera somos una botellita de Jerez. Somos una copa, otra copa y otra copa. Y bien grandes.
Hemos perdido la capacidad del pequeño sorbo en copa discreta.
Ahora el exterior es grande. Y el sabor, entre tanta apariencia ha omitido su humilde aroma.
Me he jurado mil veces mil, no hacer un juicio. Perdón. Creo que moriré llevándome la contraria.
viernes, 3 de abril de 2009
jueves, 2 de abril de 2009
El vértigo me acompaña desde días atrás.
Vértigo es inestabildad corporal o mental.
A quién puede extrañar en este espeso silencio.
Vértigo a la compañía. Vértigo a la ausencia de ella.
Los amgos virtuales y el vértigo de la escaces.
Grito, lleno de vértigo, de desaliento.
Humores de vértigo manan por las venas abiertas.
Quiero soñar vértigos, vértigos, vértigos.
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